La historia de Canhoteiro (I)

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Hoy me ha picado la curiosidad por escribir, discúlpenme porque sé que no lo hago a menudo, y espero que mi entrada al blog sea de vuestro agrado.

Quiero hablarles de José Ribamar de Oliveira, o lo que es lo mismo, Canhoteiro. En brasileño, "canhoto" significa zurdo, por lo que canhoteiro sería algo como "zurdito". Antes que Pelé, Garrincha, Zico, Dunga, Sócrates o Luiz Pereira, estuvo este hombre, un pionero que revolucionó el fútbol con sus fintas y dio el primer paso hacia el futbol que conocemos ahora. Un gran olvidado por la cruda vida...

En su infancia, José jugaba al fútbol en el equipo de su barrio, Caroaté. Los que le vieron jugar a esa edad, decían que jamás habian visto a un chaval regatear con esa clase, que era imparable. Sin embargo, su padre, Don Cecilio, no quería que su hijo estuviera más tiempo dando patadas a una pelota que estudiando. Él quería que su hijo fuera un respetable médico, que llegara a ser un hombre honorable en la vida. Por eso, el pequeño José, estaba siempre castigado, con su pierna buena, la derecha, atada a la pata de la mesa, para que no pudiese escapar de los libros. Digno de la genialidad, creatividad y espíritu que caracterizaron su juego, Canhoteiro no se dio por vencido, y, tras hacer pequeñas bolas de papel, comenzaba a dar toques con ella usando su pierna mala, la izquierda. Un toque, dos toques... y al suelo. Un toque, dos toques, tres toques... y al suelo. Y así pasaba las tardes en su habitación, dando toques a una pelotita de papel. Todo lo que quería era disfrutar del fútbol, de su pais, de su familia... ser libre, en definitiva. Los libros, los estudios, y la medicina, no iban con él.
José, además, era un apasionado de la música y la fiesta, y compaginaba su fútbol con su mayor hobbie: tocar el violón.
Canhoteiro llegó a la edad adulta y no habia conseguido despuntar en el fútbol por el momento. Tenía 21 años, y tocaba el violón en una banda de música. Mientras tanto, los fines de semana jugaba en un pequeño equipo de regional: el Paysandu. En uno de esos partidos de fin de semana, un ojeador del Sao Paulo le descubrió. Tan bueno era el chico, que en ese mismo momento le invitaron a ir a Sao Paulo a hacer una prueba. Este era el momento de cumplir su sueño, y no lo iba a desperdiciar.
Cuentan que el defensa más duro de todo Brasil, Turçao, se ofreció para "ponerle a prueba". Una, y otra, y otra vez, Canhoteiro regateaba al pobre Turçao, que por más que hacía para pararle, no lo conseguía. El entrenador del Sao Paulo preguntó al defensa por qué no le había entrado con esa dureza que le caracterizaba, que por qué demonios no habia sido capaz de pararle. Turçao se encogió de hombros, y dijo:

- ¿Qué le voy a hacer? Es bueno y rápido. Es bueno porque me regatea con la cintura, y es rápido porque ni siquiera me ha dejado pegarle alguna patada. Que lo fichen.

Y por supuesto, lo ficharon.

La primera parte de su historia acaba aquí, mañana continuaré con su carrera en el fútbol profesional hasta su llegada a la selección. Espero que os esté gustando.

9 comentarios:

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

No conocía la historia, espero expectante la segunda parte =)

Bakuryu dijo...

yo tampoco conocia la historia... pero creeme que eso de "antes de socrates" me ha despistado seriamente jaja
espero la segunda parte ;)

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

Para cuándo la segunda parte???

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

Tioooooo...

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

eh

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

A

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

A

El que se sienta detrás del Mígue dijo...

Sí. Mañana

theanswer dijo...

esta historia no la conto peton en el larguero?¿ es que me suena mucho lo de cañoteiro y me has recordado al peton al leerte

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