El rey de las cantinas

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Lo que veis ahí es mi mano sujetando una botella de Ballantine's, mi whisky por excelencia. Subjetividades a parte, la intención de esta entrada era contar un monólogo sobre el alcohol, por tanto, ahí va:

Hablaré de un fenómeno español bastante curioso a la vez que estúpido, aunque esto no quiere decir que no me encante: el botellón. En mi diccionario pone:
"Reunión masiva de jóvenes de entre 16 y 24 años, fundamentalmente, en espacios abiertos de libre acceso, para beber la bebida que han adquirido previamente en comercios, escuchar música y hablar", pero yo creo que es algo más que eso... es un lugar al que, para empezar, solemos llegar tarde, ¿qué pasa? ¿que no nos gusta? Qué va, todo lo contrario, nos encanta, pero llegar tarde da glamour, da clase, da... caché.



Quedamos a las 00:00 en el lugar de compra del botellón, donde en realidad llegamos a las 00:30 y empezamos a decidir qué comprar. Las chicas tienen complejo de piratas y, o ron, o nada, tú eliges. Los chicos duros por lo general prefieren el whisky Yo prefiero el whisky. Ahora toca la parte jodida, después de joderte por tener que beber algo que no te agrada del todo, recaudas el dinero. Para esto, te acercas a una de tu pandilla y comienza la discusión típica de cada fin de semana:

-Dame 5 euros para el botellón.
-¿5 euros? Anda ya, yo no pongo 5 euros.
-¿Entonces cuánto ponemos?
(Atentos a la respuesta...)
-... no sé.

¿Cómo que no lo sabes? Así te acercas una a una y todas te dicen lo mismo, una tras otra, hasta que se lo pides a un tío y te dice: "¿5 euros? Qué poco, ¿no?" En fin... Seremos tontos, brutos, insensibles, machistas, pero ponemos dinero para botellón. Una vez comprado el botellón, vamos al lugar del mismo: el ferial o la calle de las discotecas, dependiendo de si es verano o invierno, respectivamente. No sé si he mencionado que los tíos cargan con el botellón. Y allí hay varias tareas por realizar: 1) Encontrar un sitio donde establecerse, 2) Abrir las botellas y bolsas de hielo, darle un vaso a cada tía que las botas altas le impide agacharse, echarle el hielo, por supuesto, y servirle lo que más guste mandar, 3) Servirte a ti mismo. Después de esto, te contemplas al fin con una mezcla de música proveniente de los mastodónticos altavoces de los coches, con un cubata en la mano y ya sin ganas de nada. Pero le das un sorbo al cubata y empieza la noche, ves gente, te ríes, bebes, vas a cargar el cubata, bebes, te ríes, ves gente y bebes. Ah, y te ríes. Por lo que se te olvida el marrón de antes y el fin de semana siguiente vuelves a hacer lo mismo.
Lo sé porque me ha pasado. Así son las fiestas típicas españolas.

Un saludo, Bakuryu.

1 comentario:

DARK.O dijo...

Buenisimo man, buenisimo. Te sales xDDDDDDDDDD

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